Junto al director de cine Rolando Opazo hemos desarrollado acciones poéticas en diferentes lugares de la ciudad, a los cuales llamamos "Asaltos a la realidad"- un puente junto al Río Mapocho, una piscina vacía en invierno, el último vagón de metro del día, representan una realidad aumentada de nuestros pensamientos, una extensión de nuestros cuerpos.

La idea de improvisación, entre estas entidades jugando en invisibles formas-como la corriente del río, el viento saturado, el engranaje del tren y el sonido del cello, emergen como sorpresa para nosotros.

Seguimos por instinto, fusionando la escena en forma sutil y natural.  Una vez que somos capaces  de descubrirlo, el proceso llega a ser una respiración de imagen y sonido.